ACASO PUEDE UN DIOS MORIR?



Diecisiete naves espaciales huyeron de la ruina de Kanaan-dora.

Una sola era la destinada a sobrevivir, Martanda.

Cuánto más trágico un destino que el Shara Gana nunca ascendió

al trono león oro y esmeralda de los Reyes Solares de Emura.

-- Joab



Me encontré a mí mismo caminando en la neblina en un bosque de pinos vírgenes, cedros y árboles frondosos. Todos los árboles eran ancianos, venerables, sabios en formas que los humanos imperfectamente entendían. Aves marinas sonaban sus ecos soñolientamente a través de la penumbra de los corredores del bosque. Aun más callado, casi mas allá del escuchar, pulsaba el ritmo del océano distante.

Este bosque era como un parque -- los árboles eran tan grandes y altos allí que casi no habían brotes en el subsuelo. De pronto una venada me mira impresionada por mi presencia. Ella no huyó -- los humanos nunca le han dado causa para temerles.

Un pequeño arrollo se envolvía a través de los troncos, reía ahogadamente con alegría sobre su cama pedregosa. Acurrucada a lo lejos, toda era invisible en una arboleda de frondosos abetos tan altos como el techo de una catedral, se erigía una pequeña cabaña de madera. Su única chimenea dejaba correr un humo en rizos hasta el cielo, mezclándose apaciblemente con la suave penumbra gris-rosa del final del día.

Así empezó.

~ ~ ~



Mi cuerpo no-tenia sustancia. Yo flote a través de las paredes de la cabaña como si fueran de humo. En el interior de la cabaña, agudo en contraste con la simpleza de su exterior revelaba una gran riqueza. La chimenea estaba ornamentaba en mármol tallado; deliciosos tapices de oro y plata colgaban de todas las paredes; enormes piedras preciosas -- rubíes, diamantes, esmeraldas, zafiros, perlas -- estaban engrabadas en un complicado patrón entre lápiz lazuli y banderas de oro puro en el piso. La única evidencia de tecnología era un modelo holográfico de una nave espacial, flotando silenciosamente detrás de la silla de brazos color terciopelo marrón en el que desalentadamente yacía Gana, él último y más grande Shara del previo mundo-casa de la humanidad, Kanaan-dora. Yo floté hacia él y dentro de él, recordando de una vez todo lo que él sabía, aprendiendo en un instante todo lo que él era y olvidándome de todo lo de mi vida en la Tierra.

Shara es una antigua palabra, persistiendo aún a través de las cambiantes eras desde el lenguaje del progenitor de la humanidad, Swayam. Como tal variedad de palabras, esta secuencia de sonidos contiene dentro de su matriz vibratorio casi una expansión infinita de significado y poder.

De la meditación en solo esta palabra, todo secreto del tiempo y del espacio puede ser descubierto. Para simplificar, “Príncipe Sol” nos servirá para traducir Shara, como lo hará “Princesa Sol” para la femenina forma de Sharan.

Mucho antes de que nuestro mundo fuera poblado, los Sharas y Sharans guiaban a la humanidad. Su único cuerpo de gobierno de esta galaxia, mientras que nuestra Tierra era aun en su mayoría la propiedad de lagartos de gran tamaño, era el Consejo Estelar de la Gema.

Colectivamente a los Sharas y Sharans se les conocía como la Raza Solar. Ellos fueron los retoños mas jóvenes de los inmortales, de línea directa de los descendientes del primero y más grande de los Señores de Etan, Swayam. Como tal, ellos eran mucho mas elevados que la gente común de la galaxia, como los humanos modernos están por encima de los animales.

La tarea primaria de la Raza Solar es guiar a la humanidad hacia niveles elevados de entendimiento. En las eras cuando los Sharas y Sharans son conocidos y honrados, nuestra Tierra prospera. En las eras cuando la Raza Solar es olvidada e ignorada, nuestro mundo sufre de bizarras perversiones de formas de gobierno auto destructivo. Una cualidad de la Tierra en el próximo milenio será casi con certeza el redescubrimiento de la inmortal existencia de la Raza Solar.



~ ~ ~



El Príncipe Sol Gana nunca fue sobrepasado por ningún otro Shara. Su sabiduría, compasión, fuerza, maestría de todas las ramas del conocimiento, generosidad, humildad y nobleza nunca han sido igualados y nunca lo serán, pero en este punto cuando yo me uní con su historia personal, aun cuando él estaba en la cúspide en cuanto a conocimiento y poder entre sus compañeros, su crecimiento estaba incompleto. Su mente aun no podía recordar que le hacia compás a toda la creación, que él era parte de la perfección de Para, El Universo Origen, El Uno, El Ascendente, la raíz de todo lo que es. Por lo tanto, Gana no entendía que su vida era necesariamente sin error compuesta de un gozo sin fin. Y por lo tanto el Príncipe Sol no era libre del potencial de la duda y del temor. Hoy por ejemplo, una serie de descubrimientos desafortunados acerca de la confianza de su sobrino Irnga lo había llevado dentro un temperamento totalmente oscuro.

¡El muchacho no puede ser un traidor! ¿Por qué me traicionaría?¿Qué es lo que espera ganar de esto? La capa plateada brillante del Shara, creada y mantenida por su mente, colgaba libremente sobre sus hombros esa noche, su belleza etérea opacada por sus pensamientos de depresión. Con su mano izquierda, el jugueteaba al garete las dos gemas, Starbha y Kaysta, que colgaban desde su cuello en cadenas de oro separadas. Kaysta tenia un color como de un rubí naranja-rojo, pero ardía con su propip resplandor interno. Era brillante, gloriosa, maravillosa. Starbha igualmente perfecta, igualmente brillante, parecía a un amarillo-zafiro auto luminoso.

Kaysta y Starbha habían sido "una sola" alguna vez, pero fueron separadas por el Emperador Asur Valín en su intento de destruir a nuestra raza humana. En su esfuerzo por repararlas, Gana las había llenado con la esencia de su vida, derramando tanto de su espíritu dentro de las gemas que Kaysta y Starbha casi empezaban a ser dos extensiones de su casi omnipotente mente. Ya que el Shara sabía que si él podría reunir las joyas el podría ganar suficiente poder para restaurar su dañado mundo y sanar a su gente. Si el simplemente pudiera reunir las Separadas Gemas. Su civilización seria sin fin, sus errores del pasado corregidos, sus terribles errores perdonados. El Príncipe Sol sabia esto mas allá sin la menor duda. Pero Gana Sabía mas allá de la menor duda que le faltaba el talento.

Mientras él distraído jugueteaba las gemas el Shara observaba tristemente el iridiscente liquido que lentamente giraba en el cáliz de cristal en su mano derecha. Él añoraba y temía que su conocimiento intuitivo de este brebaje probaría ser verdad.

¡Estar libre de esta maldición de la inmortalidad! Así la traición de Irnga todavía quizás me sirva bien. ¿Por qué no debiera beberlo?¡Deja que su fuego recorra mis venas, termine con esta burla de vida! ¿De que me sirve mi existencia sin Almira? ¡Yo morí con ella en Martanda! Deja que este cuerpo encuentre su camino a la tierra y el destino de los gusanos.

El único otro ocupante de la cabaña era Airavata, el Vidyadhara Heramann. Heramann era antiguo y esmeralda y dorado y escamoso, una criatura reptil que se paraba a la altura de las rodillas de Gana.

Maestros de la transmutación de la forma, los Vidyadharas usualmente se quedaban en su forma nativa, similar a esa de lagartos o dragones. Ellos fueron nuestros mas grandes aliados en las guerras Rakshasa con el Emperador Asur Valin en Martanda: sin su asistencia y guía, era dudoso que ningún ser humano hubiera alcanzado el nuevo mundo. Los Vidyadharas eran una raza anciana, orgullosa y sabia. Como regla general ellos han tenido muy poca interacción con la humanidad, ya que ellos encuentran nuestras elevadas pasiones cambiantes, muy difíciles de entender o confiar. Pero este Vidyadhara en particular siempre se encontraba a sí mismo ser una excepción.

Airavata se paseaba nerviosamente de una lado a otro enfrente al Príncipe Sol, profundamente perturbado, en empatía con él. Pero de cuando en cuando miraba al Shara con sus ojos verdes esmeralda, tratando de decidir la mejor manera de ayudarlo. Hasta aquí, por mas de una hora, el no había hablado: el simplemente no podía entender que era lo que perturbaba tanto a su amigo. ¿No lo había hecho bien durante estos dos años fundando este nuevo mundo?¿Quizás el reciente conflicto con su hijo Kartika y su esposa Ila aun le molestaba? Pero eso era después de todo la circunstancia más pequeña, una cuestión familiar, no era un abandono que le pudiera durar mucho o afectar tanto a Gana. Seguramente a la gente joven se le permitiría empezar a tener familias. Gana no podía oponerse para siempre; obviamente el reconocía eso totalmente bien, el solamente estaba probando la profundidad de su deseo. ¿O era que allí había mas de lo que parecía?¿Había otras razones para que Gana con tanta terquedad se opusiera a esas suplicas? ¿Qué pudiera ser? ¡La humanidad necesitaba empezar otra vez! La perdida de Kanaan-dora y Martanda no debería de ser el fin de estas especies tan prometedoras y jóvenes.

Heramann alcanzando su decisión, abruptamente se detuvo de su andanza enfrente al Príncipe Sol y dijo “¡No entiendo esta melancolía mi Señor!¡Valin y sus tropas han sido derrotados; los Asurs y sus sirvientes, los Rakshasas endemoniados, han sido exterminados de esta parte del Universo!¿Por qué esta desesperación fuera de tiempo?” La preocupación por su amigo estaba causando que su voz, normalmente suave y gentil parecida al ronroneo de un gato, estuviera muy estresada, brusca, solo a un paso de ser un gruñido feroz.

Gana observando quietamente solo al cáliz, respondió suavemente, “¿A qué costo, Airavata? Tu raza esta arruinada; los diez mil de Emura son todo lo que queda del billón de Kanaan-dora. No solo nuestro mundo-casa, pero también la muy querida Martanda ha sido destruida: lo que queda es sino solo una pequeña llama de la humanidad. Las gentes de la Galaxia han sido reducidas a un rocío; la raza solar ha sido eclipsada.”

“¡Y verdaderamente! ¿Cómo podría Valin algún día ser derrotado? El señor de la oscuridad vive ahora en el corazón de todos. Solamente hemos cambiado un enemigo por otro -- y uno peor. No siento alegría en nuestra victoria.” Alcanzando su propia decisión, Gana levantó el cáliz hasta sus labios, lo vació y dejo que cayera sobre su regazo. Él esperaba con mas del cincuenta por ciento de las probabilidades que rodara y se rompiera. Pero no fue así; el se molesto con ello salvajemente.

¿Cuál fue el costo de mi confianza, Irnga? Si esto fuese veneno, tu vivirás con este conocimiento para siempre. No envidio tu decisión. ¿Envidias tú la mía?¿Será que Valin entrará en esta perdición conmigo?¿O permanecerá preso en mi corazón, una victima de este cuerpo muerto para siempre? Un curioso destino para uno tan malo. Justo, cuando menos, quizás por esto es que los Señores de Etan así me cambiaron.

¿Cómo puedes hablar así, mi Señor?¡Emura es gloriosa! Tú la fundaste con la sabiduría; y durara por incontables edades: “¡yace firmemente sobre los hombros de la Verdad y la Belleza!”

“¿Que verdad, Heramann?¿Qué belleza?¡El ecuador arde con fuego endemoniado!¡Inapagable, inpasable, un muro imposible que a su tiempo dividirá Emura de Calantha y nos destruirá! ¡Nosotros solo poseemos escasos recursos; nuestra tecnología falla mas rápidamente todos los días! ¡solo una nave espacial, Airavata! Solo una escapo Martanda. E incluso esa se esta oxidando, resbalándose a la inutilidad. ¿Cuánto quieres que dure Emura?¿Cuánto quieres que mi gente empobrecida pueda contra los difíciles retos de esta nueva tierra?” ¿De que vale es este mundo sin mi amada? Es mejor irme de aquí, ahora, que seguir luchando contra estas probabilidades sin sentido. Yo no puedo adorar la vida sin el amor de mi Almira.

“¡Nada se puede poner en contra de tu voluntad, mi Señor!¿Qué es lo que no puedes lograr?¡Aun la muerte ha fallado ante ti!”

“¡La más cruel traición de todos! ¿Cuál es el uso de este beneficio? ¡Todo lo que he amado ha sido destruido, arrancado de mí, arrasado! Cuatro solamente de la raza solar han sobrevivido el aterrizaje de Martanda: Yo, mi hijo Kartika, su esposa Ila y mi sobrino Irnga. ¡Fue una locura aceptar el regalo del Etan!¿Qué futuro tengo yo sin mi amada Almira? Nada, solo la desesperación -- desesperación y soledad.” Gana añoraba por una respuesta de su cercano amigo, pero no tenia expectativas. El levanto sus ojos suavemente para observar al Vidyadhara. Ellos estaban llenos de fuego de la intensidad de su necesidad.

¡Si tan solo ella hubiera vivido!¡Si tan solo ella estuviera conmigo ahora!¡Almira, Almira!¿Por qué?¿Porque viniste a mí, porque te perdí?¿Cómo te pude merecerte aun concebirte? No, sin esperármelo tu viniste a mi y me levantaste inocentemente y me llevaste contigo, así como una hoja muerta que cae y es tomada por la corriente del río. Ahora hacia delante, ahora se aquieta en el silencio en sus charcos, ahora, si no destruido por las furiosas aguas, o cautivado a través de una rama sumergida o una playa desconocida alcanza su hogar final -- la expansión sin fronteras. Esa es la totalidad de mi destino ahora, mi muy amada Almira -- muerte y perdición.

Heramann correctamente leyendo el deseo de Gana pero sin darse cuenta del punto en su totalidad, replicó, “Tu sabes como Rodavi hubiese contestado a estas empobrecidas palabras Shara.”

“¡No me hables del Guardián de la Promesa!¡Toda su buena voluntad no nos salvo en Kanaan-dora! Su vida fue una de fracasos.” El la pudo haber salvado si el verdaderamente me hubiese amado. ¡El me traicionó!¡El nos traiciono a todos!¡Fui un tonto que lo escuche! “¡Tu hiciste este plan maestro hace miles de generaciones!”

“¡Y falló!¡Solamente su tonto misticismo nos destruyo! No, yo estoy mas -- ¡mucho mas! -- Preocupado por alimentar a mis diez mil que seguir las oscuras profecías de Rodavi acerca de un futuro ideal. Yo no lo contemplo mas en mi memoria.” La añoranza se desvaneció del corazón de Gana y era reemplazado por una gruesa nube gris de tristeza.

No hay esperanza ahora. Ninguna. Si yo vivo o muero, no tiene sentido, como lo es esta vida. ¡Vida! Que despreciable burla ¡Kanaan-dora! Eso era vida. O si aun hubiéramos tenido éxito en Martanda. ¡Entonces hubieran habido siete millones de nosotros! Eso era suficiente semilla para un nuevo mundo. ¿Pero ahora?¡Solamente diez mil! Que vanidad. Y la mayoría de esos, ancianos decrépitos. ¿Qué esperanza puede haber aquí? Kartika tenia razón al oponerse a mi. Sin niños, nosotros nos marchitaríamos y moriríamos. He sido y soy un tonto. Ellos serian mejor servidos por mi hijo como su guía. No hay razón para que mi vida continúe. No sirvo para nada, soy una basura anticuada de otra era, sin Almira y Rodavi. ¿Por qué pensé que podía intentar cambiar el destino?¡Locura!¡Fue una locura destruir Martanda!¡Nunca debí escuchar a Rodavi y a ese Etan Krishanu!¡Debió de haber otra forma, otro camino!

Heramann esperando recobrar el momento perdido, tomo las manos del Príncipe Sol y buscaba algo en sus ojos, ellos estaban perturbados, casi aterrados latentes y en tinieblas dentro de sus profundidades donde había casi un infinito conocimiento y un casi poder omnipotente. El Vidyadhara no podía ver ninguna forma para alcanzarlo.

Descubriendo que no compartían opinión, el dijo tristemente, “mi Señor, yo no puedo ayudarte. Tu debes atravesar ese camino solo. No me atrevo a seguir a tu alma tan lejos. Tu hijo... Kartika requirió mi presencia en el hemisferio sur, en Calantha. Yo no estaba seguro acerca del viaje. Pero ahora... veo que debo dejarte solo con esto. Regresaré... regresare a tu Emura en la primavera.”

Gana lo miro con una ilegible expresión, y por ultimo hizo un gesto afirmativo y cortésmente replicó, “Que algún día compartamos hielo otra vez, viejo amigo. Dile a Kartika... dile a mi hijo que lo perdono. ¡Que el algún día aprenda a perdonarme! Y dile a Ila que estaba equivocado en oponerme a su deseo. Ellos tienen mi permiso para tener niños, y ellos tienen mi permiso para regresar a Emura, como también lo tienen los quinientos que los siguieron a ellos a Calantha. Diles, ‘con la primavera, Gana regresara a guiarlos otra vez.’ Vete ahora, querido amigo, antes de que cambie de parecer.”

Yo solo encarare este reto final. Lo encarare y viviré o lo encarare y moriré. Pero sólo, tanto ciertamente le debía al Vidyadhara.

Heramann deseaba seguir discutiendo mas, pero no podía pensar en las palabras apropiadas. En vez, el destelló solo una vez como un arco iris visto a través de un vitral verde y oro y entonces convirtiéndose en su segunda forma favorita esa de un Halcón, voló a la ventana abierta. El se posó unos momentos en la orilla mirando pensativamente a través de sus tiernos ojos esmeralda sobre su hombro a Gana. Su pico se abrió una vez como si él fuera a hablar; en vez, lo cerro de golpe. Solo sacudiendo su cabeza, se fue volando rápidamente. Una brillante pluma verde flotó suavemente al suelo, como testigo de su vuelo. Se veía muy sola sobre el duro y frío oro.

El Príncipe Sol la miro con tristeza, y diciendo suavemente con una gran e incrementada melancolía, “Kanaan-dora. Martanda. Rodavi. Almira. Mi muy querida Almira. Que precio. ¡Que precio tan terrible!”

“¿Por qué mi Señor?¿Por qué permites estos grandes males?¿Por qué permites tales como los Asurs y Rakshasas que existan en tu jardín?¿Por qué fueron destruidas Martanda y Kanaan-dora?¿Eran los once billones tan insignificantes ante tus ojos?¿Y que hay de los siete millones de Martanda?¿Te hace falta compasión?¿Cómo pudiste permitir estas tragedias tan sin sentido?¿Por qué mi Señor?¿Si tu realmente eres Amor Eterno, porque? Si te he servido a ti también, seguro que merezco una respuesta. ¡Dime!¡Si alguna vez me has amado, favoréceme con un solo vistazo de tu cerebro omnisciente!”

Las gentes raramente se molestan por la razón que ellos piensan. Consecuentemente, eso lo cual ellos piensan que desean por lo regular y aun vagamente tiene que ver con eso que añoran, en las profundidades de la interioridad de sus corazones. Esto quizás sea una obvia verdad para la mayor parte de la humanidad, pero incluso ser casi perfecto tal como Gana no era conjuntamente inmune de tan alta decepción.

La distancia entre el deseo superficial y la satisfacción de la motivación de deseo interno se habían desgastado excesivamente para el Príncipe Sol y se habían camuflageado como la mas sutiles de las sedas. La fuerza de su pasión no se podía negar... con salto repentino como un relámpago eructó desde el centro de su pecho; cada célula de su cuerpo grito en agonía y temor, cuando el caía de sopetón en su silla. Lo que quedaba de su independencia se retorcía en el temor.



¡Estoy envenenado! ¡Muriendo! ¡Irnga! ¡Tu me has traicionado! ¿Por qué?

La voz de Rodavi hizo eco en su mente, “¡Shara, Shara! Nunca en temor.” La radiante dorada paz de la calmada autoridad de su Maestro crea un sencillo y frágil momento de silencio.

Pero un instante mas tarde, la añoranza sin respuesta de Gana lo empujo a través de la barricada final: Un mil de miles de soles explotaron a la vida dentro de el forzándolo hacia arriba y hacia fuera. Cada célula de su cuerpo ardía con glorioso fuego tan brillante como mas allá del dolor. ¡El principio del infinito del cosmos no pudo haber sido mas intenso! ¡El era el Universo creándose ahora! ¡El era la luz! El no se podía mover, pero su cuerpo contenía todo dentro, este en inimaginable fuego.

Una enorme presión forzaba la respiración de él; su corazón se paro. Una voz (no la de Rodavi pero sin embargo misteriosamente familiar) llamaba en triunfo “¡Mi señor Valin debe de ser liberado otra vez!”

¿Irnga? ¿Burlándose de mí al final? Siete aros de fuego explotaron a la vida ante el Shara, cada uno de un color distinto del arco iris pero más brillante que nuestro sol. Ellos estaban girando a una alta velocidad y lanzando chispazos de color. Un Delgado hilo dorado los conectaba como piedras preciosas brillantes en un collar. En ese momento Gana casi entendió todo lo del espacio y del tiempo. Casi todas las heridas que plagaban su mente y su corazón fueron sanadas. Casi su pueblo fue reestructurado, sus respuestas recibidas, sus planetas recreados. Casi los siete aros del arco iris ardían perfectamente claros, casi… pero no totalmente.

La añoranza insatisfecha de Gana lo jalo de la Omnisciencia. Un solo pensamiento como Muerte, resonó a través de él; los feroces aros se desvanecieron. Y entonces no quedaba nada sino el silencio. Ya no quedaba cuerpo para sentir, ya no quedaban sentidos para experimentar, ya no quedaba mente para experimentar, ya no quedaba nada sino un radiante y vasto silencio, consumiéndolo a él totalmente, como expandiéndose y abrillantándose sin limite.

~ ~ ~

El alma de Gana, atrapada por la imposibilidad de la muerte de su cuerpo inmortal, desesperadamente buscaba alternativas, dio vueltas primero en la memoria.

El Príncipe Sol se paró otra vez sobre el puente de mando del Orgullo de Dalmara. La única nave espacial que escapo Martanda. Uno solo de los setenta niveles de abajo estaba lleno: solamente diez mil estaban a bordo el resto que quedaba de los siete millones que había huido de Kanaan-dora seis meses antes.

Junto al puente de mando parados estaban los 3 últimos de la Raza Solar: su sobrino Irnga, su hijo Kartika, su esposa Ila. Irnga aun estaba ampliamente enloquecido por su reciente encuentro con Valin: él miraba al vacío como él luchaba con el Emperador Asur en su interior. Si el había escuchado algo de la conversación no era aparente. Ila estaba sollozando, aparentemente ella se había empezado a percatar de la horripilante petición del Etan que significaba que ella nunca volvería ver a ninguno de los miembros de su familia y sus amigos otra vez. Ella se apoyaba en su esposo, no buscando consuelo sino entendimiento. Kartika la abrazaba fuertemente mientras miraba tristemente a las dos imágenes holográficas frente a ellos. Una vasta cantidad de palabras esperaba brotar en rebelde protesta de su boca pero su terca voluntad lo mantuvo reprimido a deferencia de su padre.



Gana, buscando confirmación en sus rostros leyó las emociones con una mirada y entonces contesto a las imágenes proyectadas, “¡No puede estar hablando en serio! ¡Yo no lo haré! ¡La idea es absurda! Tiene que haber otra solución. Tu sabes que no es aceptable.”

El holograma de su muy viejo Maestro Rodavi, mostraba que el estaba como siempre, experimentando nada mas que calma al enfrentar esta ultima adversidad. ¿O era preocupación escondiéndose detrás de aquellos ancianos y tristes ojos? Eso debe ser, pensó salvajemente el Príncipe Sol. Hemos perdido tanto.

Gana decidió que el Guardián de la Promesa estaba experimentando nada mas que su incambiable paz; casi viciosamente el volteó en desafío hacia otra imagen en el puente de mando. Esa era del Etan Krishanu.

Los Etan eran los antepasados inmortales no solo de la raza Solar sino de la humanidad en general. Los volúmenes tardíos de estas series tendrán que ver en su mayoría con los Señores de Etan; en este trabajo (con algunas notables excepciones) ellos aparecen en su mayoría solo en memoria.

Krishanu era tan guapo como cualquiera de los Señores de Etan, su belleza era imposible de describir en palabras, como lo era su perfume, de una perfecta rosa, una belleza que definitivamente desarma el poder de cualquier lenguaje a expresar, la magnificencia de su azul rostro también apareciera completamente calmada, pero Gana podía darse cuenta de que la tensión en su posición, ya que el Señor Etan no estaba totalmente libre de angustia sobre su decisión.

La Serpiente Rey Sesha estaba como siempre, enrollada suavemente sobre el hombro derecho de Krishanu. Sus fieros ojos estaban medio cerrados; los problemas temporales que gobernaban el Universo nunca le importaban mucho o le llamaban la atención o su interés. ¿Cuál era la diferencia si Valin ganaba o perdía? La vida era una constante; siempre continuaría para siempre. La imperfección era imposible en el jardín de Narain. ¿Por qué los niños se olvidan de esto tan pronto?

Heramann, en su forma de Halcón, estaba posado sobre el otro hombro del Etan. El estaba mucho menos calmado que la Serpiente Rey acerca de lo que había escuchado. El de hecho estaba altamente encendido y se quejaba amargamente, “¡Gana tiene razón Krishanu!¡Ningún Etan antes ha jugado con la muerte!¡Ni Orah, ni Sravasa, ni Ishtar, ni siquiera su padre Swayam!¡Te digo que es completamente una locura!¡Yo no voy a participar en este idiota esquema!¡Tiene que haber otra forma!”

Krishanu suavemente acaricio al Vidyadhara debajo de su pico tratando sin mucho éxito de acallar sus erizadas plumas. “Si yo conociera otro camino ciertamente me iría por él, viejo amigo, pero, me han dado un mapa sin otro camino. No debemos esperar mas, o este momento robado se nos escapara de las manos y Valin descubrirá la trampa. Sus tropas rebeldes festejan en su victoria; el Emperador Asur piensa que él ha ganado completamente. Debemos darnos prisa o él descubrirá que Gana escapó.” “¡Pero Martanda, Krishanu!¡Tu no puedes destruir todo un mundo!¡Es tan hermoso! Tan precioso, tan -- ”

“¡Airavata!¡Este tema no esta abierto a discusión, tu no entiendes que tan pequeño es este precio para derrotar a Valin!¡Te estoy dando una orden Heramann!¡Por tu lealtad sin fin de servicio a Etan, yo te comando! Lleva Sesha a Gana. ¡Ahora! O nuestro tiempo estará perdido y nuestro secreto descubierto.”



Airavata estaba salvajemente en agonía pero no podía negar la fuerza de la orden final del Etan. Con casi un inaudible chillido, “¡Hrai!” El levanto el vuelo y a cada vuelta duplicando su tamaño, voló tres veces alrededor de Krishanu. Echándose de clavado rápidamente él atrapo a la Serpiente Rey en sus talones y de una vez él estaba mas allá del alcance de la imagen proyectada. Su voz haciendo eco de regreso. “¡Te prometo Señor Etan!¡Un día compartiremos hielo otra vez!”

Krishanu se le quedo viendo a Gana, sus ojos solo imperfectamente cubrían su tristeza, y dijo, “tan pronto como Heramann y Sesha te alcancen, Shara. Ni un segundo mas tarde.” Su voz gravemente mostraba su dolor. ¿Era ahora el final realmente de Martanda? ¿Qué pago detendría este mal? “Entiendo,” Gana respondió secamente. “Perdónanos si tu puedes” “¡Shara!” Exclamo Rodavi. “El Señor Etan no tiene nada que perdonar. No te culpes a ti mismo. El error no le pertenece a nadie. O les pertenece a todos. Yo también tengo un regalo de adiós para ti. Recuérdalo bien, ya que ambos son una bendición y una advertencia. Y una protección, si no se te olvida. Nunca por orgullo solo dependas de tu propia fortaleza. La ayuda siempre vendrá cuando tú la necesites, aún cuando menos la merezcas, si tan solo la permites. Sé receptivo al bien que fluye hacia ti siempre.

“Nunca temas, Shara. Como te he precedido de edad en edad también lo haré por siempre. No lo dudes, nunca estas solo: mi amor está contigo siempre. Confía en el orden de la vida: yo te prometo, que nos regocijaremos juntos nuevamente bajo un nuevo sol.”

Gana lo miro con desesperación como su boca le decía la única cosa que le vino a la mente. “Gracias, mi padre. Yo recordare.” Sonaba inadecuadamente sin esperanzas; el maldijo su voz en su penuria.

~ ~ ~



La memoria-sueño termino, Gana se quedo en su actual presente: un cuerpo envenenado, un alma capturada a través de la silenciosa nada de la luz infinita.

Un pensamiento final, flotó a través de él, he Muerto. Ya no habrá mas temor, ni él mas remoto remordimiento solamente el hecho marcado por una inquieta aceptación de la memoria de su nueva civilización Emura vino solo una vez: Una triste imagen, un lugar oscuro, un fantasma sin poder que se desvanecía tan rápidamente como lo hace un sueño superficial de una tarde de verano a medio dormir.

Gana se dio cuenta que podía abrir un análogo de sus ojos en este análogo espacio-tiempo. 7 fieros aros aún ardían ante él. Por un momento él pensó que veía cerca de infinitos mundos en cada uno de los siete. Hubo una sutil e instantánea decisión; los mundos no escogidos se desvanecieron como si ellos nunca hubiesen existido.

Siete mundos solos quedaban. Siete Tareas se quedaron para perfeccionar su mente omnisciente. Siete vidas más serían vividas para completar el entrenamiento que el Guardián de la Promesa Rodavi había empezado esmeradamente. Otra vez yo te pregunto, querido lector, una pregunta que significa mas de lo que quizás aun empiezas a soñar: ¿Puede un Dios morir?

Segundo capitulo de la EPICA del despertar humano a su DIVINIDAD... SEGUNDO TRUENO, en Busca de los Ishayas Negros.